lunes, 23 de noviembre de 2015

Pérdidas en los niños


La muerte de un ser querido, de una mascota,  el divorcio de los padres, el  cambio de  colegio, dejar el chupón, etc. son situaciones de pérdidas para los niños.

Los adultos, no pueden ni deben evitar que los niños  tengan pérdidas, ni evitar el dolor que sienten, pero si pueden ayudarlos en el proceso.

Para ayudarlos a comprender lo primero que hay que hacer es pedirles que expliquen ¿Qué pasó? Esto le permitirá al adulto conocer la percepción del niño sobre lo ocurrido y en base a la información proporcionada agregar o corregir algunas de las ideas, por ejemplo:
El niño expresa  “mis  papás ya no están juntos porque yo me porte mal”. Recordarle  que ellos ya no están juntos porque peleaban mucho por cosas como el trabajo, el dinero, etc. pero que a él lo siguen amando y no es responsable de nada.

Cuando alguien muere, el niño puede explicar “se fue al cielo y que va a regresar la semana que entra”. El adulto (si así lo cree), podrá decir que si se fue al cielo, pero que no va a volver la semana que entra, que cuando quiera volver a verlo solo tendrá que cerrar los ojos y pensar el esa persona.

Hasta los 5 años de edad la concepción sobre la muerte es muy limitada y fantasiosa. Es a partir de los 9 años aproximadamente los niños adquieren las nociones de que la muerte es irreversible y le ocurre a todos los seres vivos.

Los niños pueden presentar diferentes formas de expresar las emociones derivadas de la pérdida como, enojo, tristeza, llanto, miedo, regresión, dificultades académicas, pérdida de apetito,  etc.

Es de gran ayuda poder hablar sobre lo sucedido, sobre cómo se sienten, que cosas echan de menos, etc.

Si notamos que les cuesta expresar lo que sienten, no debemos presionarles, podemos ayudarles con nuestro ejemplo. Así ellos sabrán que cuando lo necesiten y estén preparados, podrán compartir sus sentimientos con nosotros. 

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