lunes, 9 de noviembre de 2015

El miedo y la diabetes


Es común escuchar a personas que expresan estar sujetas continuamente a eventos que les provocan estrés. En ocasiones este estrés se vuelve crónico y se convierte en miedo.

Nuestro cuerpo no está diseñado para permanecer con estrés o miedo durante periodos prolongados, ya que  ante dicha emoción las glándulas adrenales, localizadas en la parte superior de los riñones, producen cortisol y a su vez el páncreas segrega glucagón, que tiene efectos  contrarios a la insulina.

El cortisol  es una hormona encargada de regular funciones relacionadas con el metabolismo de las grasas, las proteínas y los carbohidratos; también se relaciona con la regulación de la presión sanguínea, la retención de agua y sales y la actividad del sistema inmunológico.

 Uno de los efectos del cortisol es que inhibe la secreción de insulina y hace que las células se vuelvan más resistentes a esta.

En situaciones de miedo y estrés crónico el cuerpo segrega una cantidad de cortisol mayor a la normal, con el objetivo de preparar al cuerpo para huir y defenderse. Incluso segregamos cortisol con tan solo recordar problemas y situaciones difíciles que hemos pasado.

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