La sabiduría organísmica es anterior al
cerebro y no tiene relación con decisiones consientes e intelectuales.
Partimos de una célula (óvulo fecundado) que
ya lleva toda la información -ADN- del organismo completo y gracias a esta
información cada parte del cuerpo “sabe” lo que tiene que hacer en cada
momento. La regulación se da a través del sistema nervioso autónomo y no es
necesario pensar para que funcione todo.
Pero ¿y cómo se relaciona con la
alimentación?, ¿Tiene esto que ver con la predilección de los niños y las
mujeres embarazadas a ciertos alimentos?
La respuesta es sí. Frecuentemente ocurre que los niños menores
de 5 años y las mujeres embarazadas tienen etapas en la que su predilección por
un alimento sano y nutritivo es muy marcada y no negociable, por ejemplo; solo quiere comer varias veces al día
(desayuna, come y cena) avena o huevo o
crema de cacahuate, etc.
Comúnmente esta situación genera angustia e
incluso enojo en los padres y familiares cercanos, ya que piensan que la alimentación no es
balanceada. Sin embargo, la realidad es que la persona está comiendo lo que su
cuerpo necesita en esa etapa (que comúnmente dura entre 15 y 30 días) y por eso
el cuerpo hace a un lado el resto de los alimentos.
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